lunes, 15 de febrero de 2010

La Carretera (Cormac McCarthy)

En la estación hay mucha gente, pienso que son figurantes; tanta actividad contrasta con la apagada ciudad que minutos antes atravesé en taxi. Con sueño y el frío de la nueva mañana en el cuerpo me acomodo en el AVE . Hoy con más ánimo del que puede esperarse de estos madrugones. Al poco de iniciar la marcha supero la tentación de echar una cabezada y abro mi nueva lectura por la primera página: The Road (La carretera), de Cormac McCarthy. “Al despertar en el bosque en medio del frío y la oscuridad nocturnos había alargado la mano para tocar al niño que dormía a su lado. Noches más tenebrosas que las tinieblas y cada uno de los días más gris que el día anterior…..”
Algo más de dos horas después y apenas unas decenas de páginas leídas, me pesa el ánimo. Mis pasos por el ajetreado andén de Atocha van más lentos de lo habitual, frenados por un pensamiento ausente de lo inmediato, inmerso en las imágenes y sensaciones transmitidas por el relato, en la “negrura de ataúd” que rubrica los grises días de miedo, frío, hambre y desesperanza. No sabía que el negro pudiera ser tan negro
.
No es mal acercamiento a un libro y a un autor. Una invitación convincente para adentrarse en su obra.

Únicamente aparece un personaje con nombre en la novela, que resulta ser falso. No hay referencias, ni temporales ni personales. Tampoco se refiere el origen de la devastación que asola la tierra (aunque todo lector fácilmente lo supone) y que tiñe de un omnipresente gris el paisaje, el futuro y un difícil presente donde el recuerdo se transforma en puro dolor. La única referencia válida es la maldad. Frente a ella, la obstinada lucha de un hombre por salvar a su hijo; un niño que no sólo representa su tesoro personal sino que alberga “el fuego” que redimirá al hombre, que le hará renacer de sus cenizas: la bondad del amor. Del fuego destructor al fuego salvador.
La Carretera es una historia labrada desde fuera hacia dentro con la habilidad de un maestro artesano. Cormac McCarthy no escribe, cincela escenas en nuestro entendimiento golpeando el buril con su estilo magistral. Golpes secos, telegráficos.
No es fácil hacer que el lector se descubra a sí mismo buscando una luz, una esperanza, una señal positiva a cada vuelta de página sin poder apartar el temor a encontrar lo contrario.
McCarthy, norteamericano, nacido en 1933, es uno de esos escritores esquivos que no conceden entrevistas; actitud que, curiosamente, suele acompañar a la genialidad. .Esta es su décima y última novela publicada y ha gozado de un amplio reconocimiento. Es además premio Pulitzer.

8 comentarios:

Quico dijo...

Tengo ganas de pillar este libro. Me impresionó muchísimo la película. Me pareció una historia sobrecogedora, pero a la vez totalmente necesaria. Dicen que la película parece ser bastante fiel al libro. Tengo ganas de comprobarlo.

Saludos!

amilcar dijo...

Lo siguiente es ver la película, a ver como adapata la novela. De McCarthy la única adaptación que he escucahado está bien hecha es la de "No es país para viejos", realizada por los Hnos. Cohen. Espero que "La carretera" no me defraude; con libros como este la imaginación de lector supera con mucho cualquier escena de película.
Saludos

MAFALDA dijo...

Pues tendremos que quedar para ver la pelicula...., aunque antes tendré que leer el libro, que se hace mas apetecible aún tras un comentario tan apasionante, aunque creo que la grandeza de un libro la otorgan los ojos del lector es el quien confiere la verdadera importancia o no a una obra....

Quico dijo...

No puedo opinar sobre cómo está adaptada, pero si te puedo decir que viendo la película me despertaron sentimientos muy cercanos los que comentas en tu post.

Espero una entrada al respecto cuando veas la peli! ;)

amilcar dijo...

Gracias MAFALDA...., te has ganao una invitación... nos vemos en el cine.

amilcar dijo...

..Cuenta con el comentario Quico, espero que me guste tanto como a ti.

Peri Lope dijo...

Hola, Amilcar, leí hace tiempo LA CARRETERA y de aquellos días recuerdo, sobre todo, sensaciones contrarias producidas por la necesidad de seguir leyendo un libro que me abrasaba las manos. Para mi fue una experiencia vital.

amilcar dijo...

Ayer vi la película. En versión original, subtitulada. Me pareció que estaba bien adapatada y, sobre todo, que está hecha para aquellos que leímos el libro. Aún existiendo las naturales licencias que exige el cine para situar al espectador, hay detalles que son reproducidos minuciosamente en la composición de las escenas y que pasan desapercibidos en su significado para quienes no hayan leído el libro. Robert Duval y Vigo Mortensen están magistrales en sus interpretaciones. La sensación de desasosiego también queda prendida en nosotros al terminar la película...., tal como dijo el amigo que me acompañaba: "ahora cuando llegue a casa me corto las venas". O como tu dices, Peri, la película te abrasa también el ánimo.

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