lunes, 17 de agosto de 2009

Los hombres que no amaban a las mujeres (Stieg Laarson)

Es difícil sustraerse de conocer de cerca el fenómeno Millenium. Stieg Laarson seguro que andaría sorprendido, gratamente supongo, del increíble éxito de sus trilogía. Nadie puede saber a ciencia cierta qué se esconde detrás de semejante fenómeno que, al modo de canciones de moda que suenan a todas horas y bares que están abarrotados y a los que todo el mundo quiere ir, este libro (o libros) ha conseguido alcanzar ese magnetismo que tanto ansían los que crean y los que producen.
El libro cumple y funciona para lo que está escrito. Intriga, engancha y entretiene. Con un estilo claro, diáfano y casi cinematográfico Laarson despliega una trama cercana a la realidad actual y que contiene todos los ingredientes de la novela negra, mantenidos y dosificados con inteligencia a lo largo de un relato que no llega nunca a decaer. Si bien, a mi entender, la trama adolece de algún punto flaco, se disculpa por una necesidad de sustentar un argumento original y explicable que, de otro modo, carecería de la fuerza suficiente para atraer al lector hasta la última página, al menos con las ganas que yo lo hice.
Hammet y Chandler cambiaron mi concepto de la literatura policíaca o novela negra. No es que Stieg Laarson se acerque a la maestría que exhibe Chandler en los perfiles psicológicos de sus personajes en Adiós Muñeca, o sea capaz de crear los tipos oscuros y temerarios de Hammet en El Halcón Maltés, pero sí consigue elaborar una novela que no decepciona a quien busca en ella el entretenimiento y pasar un buen rato mientras lee. Se añade a ello el ser un fenómeno social, presente en las conversaciones en las que todos, con más o menos ganas, queremos participar. Así pues, tratándose de leer no puede uno dejar de acercarse a un libro que ha demostrado ser capaz de atraer la atención de lectores de todo tipo y que, sin duda, contribuye al acercamiento a la lectura como placer.

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